Mi experiencia en la secundaria fue más que solo estudiar, también se trató de vivir momentos que me marcaron y me ayudaron a crecer. A lo largo de estos tres años, pude participar en diversas actividades que me dejaron muchas enseñanzas y recuerdos inolvidables. Desde retiros espirituales hasta eventos culturales, cada uno de ellos aportó algo valioso a mi vida.
Uno de los momentos más especiales fue el retiro al Temazcalito. Este retiro fue una oportunidad única para desconectar del ajetreo escolar y reflexionar sobre mi vida. Fue un espacio para estar conmigo misma y entender mejor mis emociones y pensamientos. Además, me permitió fortalecer los lazos con mis compañeros, ya que compartimos momentos de reflexión, charlas y actividades al aire libre que nos unieron más como grupo. Me dio una nueva perspectiva sobre la importancia de la paz interior y de estar en contacto con uno mismo.
Otro evento que me encantó fue la Feria de Países. Cada año, nuestra escuela organiza esta actividad donde los estudiantes representan diferentes países del mundo. Fue una oportunidad increíble para aprender sobre culturas, tradiciones y costumbres de lugares que, tal vez, nunca habría conocido de otra forma.
Luego vino la Feria de Ciencias, una de las actividades que más me motivaron. Este año, mi equipo y yo decidimos investigar sobre energías renovables. Fue un reto, pero a la vez, una oportunidad para aplicar lo que habíamos aprendido en clase a través de un proyecto real. Pasamos horas investigando, organizando ideas y preparando la presentación. Fue increíble ver cómo otros compañeros también se sumergieron en temas como el cambio climático, la sostenibilidad y la tecnología. Este tipo de actividades me hizo darme cuenta de lo que realmente me apasiona y de lo importante que es la ciencia para el futuro.
Por supuesto, también hubo momentos para disfrutar y celebrar, como el Día de San Valentín. Lejos de ser solo un día para celebrar el amor romántico, en nuestra escuela lo usamos como una oportunidad para fortalecer las amistades. Tuvimos actividades divertidas y compartimos mensajes de agradecimiento entre compañeros. El ambiente fue tan positivo que, al final del día, me di cuenta de lo afortunada que soy por tener a tantas personas increíbles a mi alrededor.
En el Día del Estudiante, no solo celebramos con juegos y actividades recreativas, sino que también nos dimos cuenta de lo importante que es disfrutar de los pequeños momentos. Fue un respiro en medio de todo el estrés académico, y nos permitió relajarnos y compartir risas con amigos. Los juegos en equipo y las competencias nos recordaron que, aunque los estudios son importantes, la secundaria también es un momento para disfrutar de la vida y de la compañía de los demás.
Sin embargo, las actividades más impactantes para mí fueron los apostolados. Fuimos a diferentes lugares como un asilo de abuelitos, una escuela para niños discapacitados y un internado. Cada uno de estos lugares me enseñó algo profundo sobre la empatía, la paciencia y el valor de dar sin esperar nada a cambio. En el asilo, tuvimos la oportunidad de compartir momentos con personas mayores, escuchar sus historias y ofrecerles compañía. En la escuela para niños discapacitados, me di cuenta de lo afortunada que soy de tener salud y oportunidades que otros no tienen. Fue un día lleno de emoción y gratitud. Finalmente, en el internado, pasamos tiempo con niños que, a pesar de no tener todo lo que nosotros tenemos, tenían una alegría y energía que nos contagió a todos. Ayudarles y pasar tiempo con ellos fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida.
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